Aprendizaje Servicio UC 10 años

CURSO I BIOLOGÍA Y MANEJO DE MALEZAS

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE I APRENDIZAJE SERVICIO. A+S 10 AÑOS EN LA UC

cómo ellos, enfermeros en formación, van a aportar a la sociedad. La respuesta a esa interrogante la tiene ese niño de dos años que no sabe caminar. Como parte del ramo, uno de los estudiantes —“un tío o tía de azul”, como les llaman en la Casa Nacional del Niño— estará a cargo de evaluar su estado general y de ofrecerle un apoyo acorde a sus necesidades y a los co- nocimientos que un enfermero en su ter- cer semestre de estudios puede tener. Las nueve mañanas que el alumno le dedica a ese niño en el transcurso de tres semanas no se tratan simplemente de una relación con un paciente. En ese tiempo, cada uno es capaz de generar un vínculo con el otro. Para el o la futura profesional es un lazo que reafirma su vocación y que quedará grabado con una carga emocional que dis- tinguirá ese aprendizaje de cualquiera que haya leído en un libro. Para el pequeño, es una mano que le otorgará el afecto, la con- fianza y el estímulo para avanzar acorde a su desarrollo.

DISEÑAR PARA EMPRENDEDORES José Suazo es un joven carpintero que, poco a poco, ha ido perdiendo la vista, no así su mirada estratégica en los negocios. Considerando su ha- bilidad con la madera, decidió involucrarse en un taller de huertos y, de esa forma, elaborar macetas de pino revestidas con una resina derivada del biodiesel que evita que la humedad las dañe. Su emprendimiento iba bien, pero tenía algunos problemas que resolver: no sabía cómo ampliar su mercado a personas que vivieran en departamentos, ya que su producto era muy pesado y grande para ser colgado. La sección del “Taller de Calidad I” de la Escuela de Diseño dirigida por las académicas Soledad Hoces, Bernardita Figueroa y Elena Alfaro utiliza la metodología A+S. El propósito del curso es la validación del diseño de un producto propuesto por los estudiantes, a través de la aproximación al usuario. “Se hace mucho testeo, mirando el entorno, tratando de centrar el diseño en el usuario según sus necesidades”, explica la profesora Figueroa. Para llevar a cabo este cometido se trabaja con emprendedores que en un 70% de las ocasiones tienen un vínculo con Desafío Levantemos Chile. “Los alumnos aprenden a actuar por responsabilidad social y no por nota. Les damos un periodo de libertad en el que deben contactarse directamente con el emprendedor y funcionar de manera autónoma. Toman decisiones exentas de ego y que resultan significativas para los microemprendedores”, señala la docente Hoces. De este modo fue que un grupo de estudiantes conoció y trabajó junto a José. Luego de entrevistarlo y estar con él en su taller, le hicieron una pro- puesta para modificar el tamaño de sus macetas e integrar a su padre, que elaboraba objetos de metal, en la producción de colgadores para ellas. Ade- más, cambiaron el mesón de trabajo del joven, para evitar que se cortara los dedos con la sierra, generándole un ambiente de trabajo seguro. La pro- fesora Alfaro considera que en el proceso de esta asignatura, esos son los resultados más conmovedores: “Eso es fundamental, que hayan dedicado su tiempo a mejorar la manera en que trabajaba José y que escapaba por completo al pedido que se les había exigido desde la sala de clases. Eso muestra que efectivamente se involucraron con él y asumieron como un desafío profesional su caso”. En este curso el diseñador aprende la impor- tancia profesional de dialogar con su contraparte y así realizar un trabajo que está en sintonía con las reales necesidades. Este aspecto es lo que A+S busca desarrollar como habilidad en los estudiantes.

REALIDAD PROFESIONAL Del laboratorio a la acción

Acercando a los estudiantes a lo que se vive en la pequeña agricultura familiar de la Región Metropolitana, el curso “Biología y manejo de malezas” es un ejemplo de cómo un ramo teórico, árido y difícil se convierte en una de las primeras experiencias en el mundo profesional. L a vida de una familia comple- ta de Talagante depende de las zanahorias. Las siembran, las

cultivan, las cosechan y las venden en las ferias libres entre todos. Padre, madre, abuelos e hijos sacan adelante el pequeño negocio que les entrega el sustento. Alrededor de Santiago —y a lo largo y ancho de todo Chile— la realidad de muchas familias agricul- toras es la misma. Deben trabajar únicamente con los conocimientos informales que han recibido para ob- tener el mejor provecho de la tierra que poseen. En las aulas de la Facultad de Agro- nomía e Ingeniería Forestal —así como en muchas otras de la UC—, la realidad es completamente opuesta. Insertos en laboratorios, los alumnos tienen que imaginar cómo aplicarían lo que aprenden en casos prácticos. Es esa, la tan nombrada separación entre la academia y el mundo cotidiano. La metodología Aprendizaje Servicio ha recogido sistemáticamente esta ruptu- ra de realidades, entregando desde su

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