Materiales de Construcción, desde la ciencia hasta su aplicación.

de capturar de manera adecuada todos los requisitos necesarios para caracterizar las propiedades del hormigón fresco. Medición de la trabajabilidad A lo largo de muchos años, se han concebi do y empleado diversas pruebas con el ob jetivo de generar valores cuantitativos para evaluar la trabajabilidad del hormigón. Es importante señalar que una sola prueba no es verdaderamente adecuada para abarcar la gama completa de trabajabilidades que se utilizan en la práctica. De hecho, muchas de estas pruebas han sido desarrolladas en las dos últimas décadas como respuesta al uso cada vez más extendido de hormigones de alta trabajabilidad, incluyendo el inno vador hormigón autocompactante. Algunas de las pruebas utilizadas son: la prueba de asentamiento, el factor de compactación, la prueba Vebe y la tabla de flujo (o simple mente, prueba de flujo). La prueba de asentamiento (Figura 45), a pesar de su simplicidad, velocidad y costo reducido, es ampliamente utilizada en prác ticamente todos los tipos de hormigón que exhiben trabajabilidades bajas, medias y al tas. Sin embargo, a pesar de las limitaciones como la dependencia del operario, es nece sario tener en cuenta que existen diferen cias en su aplicación práctica en diferentes países. Por ejemplo, las normativas británi ca y europea estipulan que el asentamiento debe medirse hasta el punto más alto del hormigón, mientras que la normativa esta 04-PROPIEDADES DEL HORMIGÓN EN ESTADO FRESCO (PLÁSTICO)

enfocaba principalmente en el proceso de colocación más que en la manipulación. En contraste, una definición más moderna del American Concrete Institute (ACI) abarca un conjunto más amplio de operaciones y establece que la trabajabilidad es “esa propiedad del hormigón o mortero recién mezclado que determina la facilidad y uni formidad con la que se puede mezclar, co locar, consolidar y terminar” (ACI, 1990). Sin embargo, es importante señalar que esta definición no detalla cómo medir o especi ficar la trabajabilidad. Una crítica similar se aplica a la definición de la norma ASTM, que la describe como “esa propiedad que deter mina el esfuerzo requerido para manipular una cantidad recién mezclada de hormigón con una pérdida mínima de homogenei dad” (ASTM C 125, 1993). Estas definiciones, aunque útiles en ciertas circunstancias, resultan claramente insufi cientes cuando se trata de describir, espe cificar y controlar la calidad del hormigón fresco. En respuesta a esta limitación, se han llevado a cabo numerosos esfuerzos para desarrollar una definición más satisfacto ria que incluya mediciones cuantitativas. A veces, estas definiciones son más rigurosas, como la que propone el ACI (1990), que defi ne la consistencia como “la movilidad relati va o la capacidad del hormigón recién mez clado para fluir”, y que se evalúa mediante la prueba de asentamiento. Esto subraya la complejidad de la tarea, evidenciando que ninguna prueba o medición por sí sola pue 36

Trabajabilidad

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