Guía para el Aprendizaje Servicio Interdisciplinario

de las familias al momento de enfrentarse a diversas problemáticas sociales, políticas e incluso ante las catástrofes naturales. Los territorios se ensuciaron y dejaron de ser esa primera línea de soporte a su gente. Claro está, que algunas comunidades nunca dejaron de trabajar aun con estas “restricciones”. Algunas lo hicieron en la clandestinidad con altos riesgos de sus vidas. Otras lo hicieron por una necesidad extrema: ollas comunes por ejemplo. Se formaron hermosas orgánicas en defensa de los DDHH y así muchas más. Al llegar la democracia, o lo más parecido a la democracia que pudimos lograr, trajo aires de esperanza para el resurgimiento de estas organizaciones fundamentales para el desarrollo de las personas y sus territorios. Más bien, trajo los soportes jurídicos para que las organizaciones pudieran existir y trabajar de forma legal, lo que significaba que se abrían oportunidades para acceder a diversos tipos de colaboraciones y financiamientos. Los dirigentes y dirigentas comenzaron a requerir formación integral para llevar de mejor forma su liderazgo. Las comunidades movilizadas y con mayor conciencia social y política, también estaban abriendo muchos espacios de participación ciudadana demandando metodologías y formatos vinculantes y activos. Comienzan a nacer las escuelas de diversos géneros, los talleres, nacen otros tipos de orgánicas como los comités administrativos y comités de adelanto, se reactivan las organizaciones culturales, deportivas, vuelven a abrirse a la comunidad las iglesias, los templos, las sedes comienzan a recibir a las dueñas de casa y sus talleres, las personas mayores se lanzan con sus organizaciones de la tercera edad, nacen los huertos urbanos, ciclistas, tutorías para los niños y niñas, cursos de primeros auxilios lo que generó muchísima demanda de convocatoria,

fondos, espacios dignos y apropiados para soportar toda esta embestidad de actividades. Luego, con el tiempo llegó la tecnología y aparecen las bibliotecas y la Internet. Las comunidades comienzan una nueva era de despegue que se muestra al mundo con una diversidad gigante. La diversidad de los talentos en el territorio es fundamental. La autoformación ha sido a pulso y de forma muy reflexiva. Los dirigentes y dirigentas manejan todo tipo de información. El acceso a Internet nos ha ayudado mucho para acercarnos a lecturas interesantes que nos van alimentando y ordenando los saberes. Sin querer queriendo nos hemos transformado en distintas profesiones, tenemos muchos sombreros, muchas disciplinas, sabemos de todo. Así también lo han leído las autoridades y los nuevos vecinos que se han acercado: empresas privadas, ONG, embajadas y otros. Las empresas privadas han querido llegar a los territorios para ser un aporte en este desarrollo integral y han sido muy precavidos y serenos en su aterrizaje. Después del estallido social de octubre de 2019, la relación de las empresas hacia los territorios y viceversa ha gozado de buena salud y ha respondido a esta necesaria diversidad para poder avanzar en el desarrollo de las comunidades. La modalidad de la “inversión público-privada” ha dado señales de ser una buena forma de generar recursos y buenas ideas para avanzar, incluso con el apoyo de las instituciones, ONGs y los gobiernos locales. Hoy, las organizaciones sociales no están ajenas a estos procesos, nos hemos incorporado en estas nuevas modalidades de relacionarnos, de colaborar, de compartir nuestra experiencia y avanzar en bloque sin que nadie quede por ahí atrasado. Nuestras comunidades lo agradecen y se suman.

Para el desarrollo integral del territorio, la “divina trinidad” puede ser una solución:

Una de las herencias más nefastas de la Dictadura de Pinochet y que aún pesan, aparte de la violación sistemática a los Derechos Humanos (DD.HH.), es la destrucción del tejido social desde sus organizaciones de base. La persecución a dirigentes y dirigentas sociales, sindicales, religiosos, deportivos y de diversas organizaciones, no solo respondía a su ideología política sino, al carácter de nodo social y político que cada uno representaba. La diversidad de sus quehaceres hacía rica en experiencia a un territorio, hacía rica la vida de las comunidades, y eso por muchos años fue considerado un peligro para el poder. Durante mucho tiempo, las municipalidades trabajaron eligiendo las directivas de las Juntas de Vecinos (JJVV) a dedo de manera viciada y corrupta. De esa forma, se fomentaba la existencia de “actores políticos” según la posición del Alcalde o Alcaldesa de turno. La desaparición de estas orgánicas generó una soledad e inestabilidad

Trabajar desde una “divina trinidad”, estado, representado en la municipalidad, empresa privada y territorio, es sin duda una de las mejores opciones de seguir creciendo, desde lo efectivo y afectivo, en el diseño de una vida justa, honesta y más cariñosa para todos y todas.

Mario Orellana Gómez, Director Escuela de Líderes Sociales.

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