¿Cómo promover las habilidades del siglo XXl en trabajos grupales durante la formación docente?

1.7 Trabajo colaborativo e inclusión educativa

Uno de los aspectos que habitualmente representa una dificultad para los y las docentes dentro del aula escolar corresponde a la inclusión, la que se entiende en su dimensión real y no solo bajo la lógica de la integración de los y las estudiantes que tienden a quedar fuera de las dinámicas de ense ñanza y aprendizaje. En ese sentido, una inclusión auténtica solo formará parte de las prácticas habi tuales de aula cuando estas se encuentren media das y condicionadas por principios de equidad y justicia y en tanto no busquen igualar las experien cias de aprendizaje, sino que ofrezcan oportunida des acordes a las correspondientes necesidades de aprendizaje de cada estudiante. Dichas necesida des son diversas, por lo que se requiere que el profesorado domine ciertas estrategias o metodo logías que propicien el no dejar fuera a ningún miembro del grupo de estudiantes. Con relación a lo anterior, es importante considerar que, así como es diverso el alumnado que espera vivir sus experiencias de aula escolar bajo un para digma inclusivo, lo son también los criterios bajo los cuales se define la inclusión en un determinado contexto. En otras palabras, más que referirse a la inclusión propiamente tal, pudiese ser necesario hablar de una inclusión respecto a cierta variable (género, migración, necesidades educativas espe ciales, etc.). En función de esto, se vuelve importan te que el profesorado tenga, dentro de su repertorio de estrategias de trabajo en el aula, algunas que favorezcan la inclusión de estudiantes, indepen dientemente del criterio bajo el cual deban ser incluidos. En efecto, el escenario óptimo, y no por eso fácil de generar, corresponde a una interacción virtuosa entre todos y todas quienes integran un grupo determinado de estudiantes. Por ello, un principio que debiese regir las dinámicas de aula, al margen de la disciplina en que se imparta la docencia, es el

de trabajar de forma colaborativa. Naturalmente, aquellas experiencias de aprendizaje que faciliten la colaboración entre estudiantes que poseen características y habilidades diferentes permitirán que la riqueza propia de un aula diversa se haga evidente y se valore. Asimismo, transmitirán al grupo de estudiantes la importancia social que posee la consideración de la diversidad, en tanto cada miembro puede contribuir a una tarea común en función de quién es. Por ejemplo, dentro de las posibles dimensiones que pudiese alcanzar la noción de inclusión, es pertinente considerar la de estudiantes que poseen ciertos talentos y que los hacen distinguirse de sus pares, en tanto presentan desempeños destacados e, incluso, excepcionales. Tal dimensión no ha tenido suficiente alcance o atención y ello podría deberse a: la poca capacidad que poseen los y las docentes para atender a este grupo de estu diantes; las estrategias que se tienden a utilizar, pero que son poco efectivas y acordes a las necesi dades de aprendizaje de estos y estas estudiantes; la habitual exclusión del aula regular que suelen tener estos alumnos y alumnas para participar de programas extracurriculares; y a la generación de un acto de justicia al no fomentar sus talentos, a modo de igualar la cancha respecto al resto de estudiantes. En este escenario, las instancias de trabajo colabo rativo son un escenario ideal para que tales talentos se pongan a disposición de una construcción colec tiva y avancen, desde una lógica en que ese capital humano queda encapsulado en un individuo, hacia otra en la que se entiende que las capacidades especiales de cada miembro deben ser dispuestas a una comunidad, en su calidad de bien social.

Lo anterior constituye un ejemplo específico de los distintos ámbitos que tiene la atención a la diversi-

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