Informe Final: Compromiso Social de Estudiantes en la UC. Principales resultados.
sentido, se expresa a través de formas particulares, como el voto, el activismo, la participación en organizaciones sociales, las manifestaciones o la discusión de temas sociales y políticos, más allá del entorno familiar. Asimismo, se trata de acciones que no son obligatorias ni implican una ganancia directa, por lo que el componente actitudinal –altruismo o preocupación por el bien común –es un elemento importante (Arandivitis, 2007). CDDoc ha enmarcado y adaptado este concepto dentro del ámbito universitario, buscando tributar a la misión y principios valóricos de la UC. En ese sentido, se apunta a una doble transformación –del estudiante y la sociedad –que implica el desarrollo de un interés genuino de los estudiantes por los procesos que se generan en el entorno social del cual son parte, siendo críticos de estos y demostrando comportamientos de excelencia profesional, guiados por la justicia social. Así, se espera que su acción esté orientada al servicio y mejora de la calidad de vida de las personas y de sociedad, generando una transformación social en pos de un Chile más justo (González et al., 2015). En virtud de esta revisión, para efectos de este estudio se definió compromiso social como “aquellas acciones concretas y actitudes de las personas que dan cuenta del involucramiento con su entorno social, en el ámbito comunitario y cívico-político” (CEPPE UC – CDDOC, 2022). La evidencia muestra que grupos de estudiantes que participan en programas de aprendizaje y servicio presentan mayores niveles de compromiso con el servicio y lo público (Moely et al., 2002). En línea con la misión formativa de la universidad, la metodología de Aprendizaje y Servicio (A+S) de la UC toma como base y meta este concepto, como “una habilidad transversal en la que el estudiante comprende y analiza
críticamente las distintas realidades sociales de Chile, dejándose sensibilizar por ellas e implicándose y contribuyendo a la mejora y transformación de la realidad desde un enfoque promocional a favor de la justicia social” (González et al., 2015). Este puede desagregarse en tres niveles de dominio en tanto habilidad: i) nivel 1: el estudiante conoce y comprende la realidad actual del país con datos objetivos y toma conciencia de su diversidad y principales problemáticas; ii) nivel 2: el estudiante analiza crítica y constructivamente el entorno social y su rol en este, relacionando causas, efectos y posibles soluciones a las problemáticas que se plantean en dicha realidad, desde su marco disciplinar y guiado por la justicia social; y iii) nivel 3: el estudiante se involucra y participa activamente en la sociedad desde el quehacer profesional y personal buscando alcanzar una mejor calidad de vida de las personas. Para la operacionalización y construcción del instrumento se revisaron diversos cuestionarios, tanto nacionales como internacionales, como el Cuestionario de Actitudes y Habilidades Cívicas (CASQ, por sus siglas en inglés), el cuestionario de Eyler et al. (1997) para estudiantes universitarios sobre confianza, valores y habilidades ciudadanas, o el “Cuestionario de Autoatribución de Comportamientos Socialmente Responsables” (CACSR) (Navarro et al., 2010). Estos tres apuntan más bien a la dimensión comunitaria. Respecto a los aspectos de participación cívica y política, se consideraron los estudios de Keeler et al. (2002), así como el Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana (Schulz et al., 2016). A pesar de que aparecen en algunos de estos instrumentos, se excluyeron del cuestionario final dimensiones que tienen que ver con características personales de los estudiantes (liderazgo, autocuidado, habilidades interpersonales), así como
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